Flamenco
Hablar de arte flamenco nos lleva obligatoriamente a hablar del pueblo gitano, ya que ambos están unidos intrínsecamente; sin embargo, hablar de su origen no es fácil, ya que tradicionalmente han sido un pueblo ahistoricista y como tal, los testimonios sobre su origen son difíciles de hallar.
La historiografía moderna, en un gran porcentaje, ha aceptado que el pueblo gitano tiene su origen en India y Pakistán, concretamente en la región de Punjab; entre los siglos XII y XIII son expulsados de dicho territorio por motivo racial y huyen, atravesando toda Asia hacia el oeste.
Map of Punjabi region, Ktims, 2006, Wikipedia
En dicha huida, llegan a Egipto y de ahí, la tradición popular toma su nombre: Egipto, Egiptanos, Gitanos; obviamente, es un nombre tradicional y erróneo, ya que da a entender que su origen está en Egipto cuando su origen está en India.
Desde Egipto, el pueblo gitano toma dos bifurcaciones: la primera de ellas los lleva hacia el este de Europa, pasando por Turquía, Bulgaria, Rumanía y Hungría y de ahí recorren toda Europa, asentándose. Serán los Zíngaros.
“Las caravanas”, Vincent Van Gogh, 1.888.
La segunda bifurcación surge desde Egipto y atraviesa todo el norte de África, pasando por lugares como Libia, Túnez o Argelia. Cuando llegan a Marruecos, darán el salto hacia la Península Ibérica, donde se establecen. Serán conocidos como Calé, es decir, gitanos españoles.
El salto hacia la Península Ibérica lo realizan mediante el Estrecho de Gibraltar, y a finales del siglo XV llegan a Cádiz, primer lugar donde los gitanos se asientan en España.
“Gitanos en marcha”, Alfred Dehodencq, 1.860.
Desde Cádiz continúan su avance en diferentes direcciones, siendo por proximidad Sevilla el siguiente territorio al que llegan, entre finales del siglo XV y principios del siglo XVI.
En Sevilla, inicialmente seguirán siendo nómadas, asentándose en las inmediaciones del río Guadalquivir; posteriormente, desde el siglo XVI se les obliga a aceptar el sedentarismo, y por ello comienzan a vivir en el barrio de Triana, que en ese momento era el arrabal y barrio pobre de la ciudad.
En Triana habitarán en los tradicionales corrales de vecinos, compartiendo vida con multitud de familias, y en el seno humilde y colectivo de dichos corrales, los gitanos van a establecer el flamenco.
Por lo tanto, cuando hablamos de Sevilla, debemos marcar el barrio de Triana como el absoluto origen y desarrollo de este arte.
“Familia gitana española”, Evgraf Sorokin, 1.853.
Inicialmente, el flamenco que se desarrolló en Sevilla desde el siglo XVI se caracterizó por un enfoque de lamento y tristeza, con letras basadas en el sufrimiento humano, la marginación y el desarraigo; será conocido como Cante Jondo y dentro de esta rama, podemos destacar palos (estilos) como la Soleá, el Fandango o la Toná.
Posteriormente, el flamenco avanza hacia cantos más alegres y con un enfoque más festivo. Serán denominados como Cantes Chicos o Cante No Jondo, y podemos destacar la Alegría o la Bulería, así como los cantos regionales, de entre los cuales, la Sevillana es elemento articulador de la cultura de la ciudad.
“Sevilla. El baile”, Joaquín Sorolla, 1.915.
Además del canto, el flamenco forma un conjunto coral con el baile y el toque de guitarra, que lo han convertido en un bien artístico muy valorado en todo el mundo así como ha sido declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
Como último detalle, indicar que el flamenco no se origina como tal en España, Andalucía o Sevilla. Realmente, es un tipo de arte que los gitanos llevan consigo desde su expulsión de la India entre los siglos XII y XIII; tras su huida, van llevando consigo su arte y lo van ampliando y evolucionando, tomando para sí las influencias de todos los lugares que atraviesan, como por el ejemplo las danzas de Asia Occidental o la musicalidad y los tonos de voz del norte de África.
“Baile gitano”, Hermen Anglada Camarasa, c. 1.920.